martes, 13 de noviembre de 2007

Crecida

Con la sangre hasta la cintura, algunas veces
con la sangre hasta el borde de la boca,
voy
avanzando
lentamente, con la sangre hasta el borde de los labios
algunas veces,
voy avanzando sobre este viejo suelo, sobre
la tierra hundida en sangre,
voy avanzando lentamente, hundiendo los brazos
en sangre,
algunas
veces tragando sangre,
voy sobre Europa
como en la proa de un barco desmantelado
que hace sangre,
voy
mirando, algunas veces,
al cielo
bajo,
que refleja
la luz de la sangre roja derramada,
avanzo
muy
penosamente, hundidos los brazos en espesa
sangre,
es
como una esperma roja represada,
mis pies
pisan sangre de hombres vivos
muertos,
cortados de repente, heridos súbitos,
niños
con el pequeño corazón volcado, voy
sumido en sangre
salida,
algunas veces
sube hasta los ojos y no me deja ver,
no
veo más que sangre,
siempre
sangre,
sobre Europa no hay más que
sangre.

Traigo una rosa en sangre entre las manos
ensangrentadas. Porque es que no hay más
que sangre,

y una horrorosa sed
dando gritos en medio de la sangre

Blas de Otero

4 comentarios:

Khris dijo...

Hola Alex!!!
Blas de Otero está bien, pero ¿a qué a venido que pongas este poema? ¿Porque sí?

EloraDana dijo...

porque me gusta
lo leí en 2º de bachillerato y me pareció muy curioso, con un ritmo extraño...

Julia dijo...

¡¡Hola Alex!! Aquí estoy otra vez, jeje.

Interesante poema... Me parece increíble que alguien sea capaz de escribir así de bien. De todas formas me gustan más otros poemas de Blas de Otero, :)

Bueno, ya sabes, pásate por mi blog cuando quieras a dejarme un mensajito, ok?

Por cierto, te añadiré a mis "links", espero que no te moleste.

Un beso.

Clara MF dijo...

ÍMPETU

Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río

de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.

Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo

con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.

De "Ángel fieramente humano"